miércoles, 10 de julio de 2013

Adiós a la clase media española, ése es el quid de la cuestión



La clase media es la columna vertebral del sistema y el eje de la estabilidad social y económica de nuestro país. Pero nuestra clase media española se está destruyendo a un ritmo imparable día tras día, en un proceso que está en curso, con la creciente pérdida de derechos y el aumento de los impuestos que gravan a los contribuyentes, sobre todo por el rescate a la banca. Y lo apreciamos en un desplome del consumo, en un repunte de los impagos y en un aumento de la morosidad. Por qué hay que decir que este país bate mes a mes records de morosidad, y con el desempleo brutal que sufrimos no hará más que intensificarse esta tendencia. La salvación de la banca con inyecciones de dinero público y la carga asfixiante fiscal-tributaria a los contribuyentes es una amenaza para todos y produce un inevitable incremento de la brecha entre ricos y pobres, que se ha duplicado de una forma nítida en los últimos cinco años.

Muchos tópicos se nos están viniendo abajo. Uno de ellos es el famoso 'Hacienda somos todos'. A la vista de lo sucedido las últimas semanas, pienso que no, que Hacienda somos muchos, y unos pocos van por libre y encima con disculpas por los 'errores' cometidos por parte del responsable máximo del ramo. Qué diferencia de trato con cualquier vulgar contribuyente escogido al azar entre los millones de españoles con los que Hacienda no tiene ningún reparo ni miramiento, aunque se equivoque en sancionarlo, si no contesta un requerimiento en forma y plazo, aunque el error sea de la propia Agencia Tributaria. La misma Hacienda que podrá embargar la vivienda a un autónomo, aunque en la nueva la nueva ley de emprendedores se contempla que en caso de impago no se embargará la del emprendedor. Pero esta limitación no es tal si las deudas son contraídas con la Hacienda o la administración pública.

España sufre una crisis fiscal por el aumento de los gastos a raíz de la crisis y, sobre todo, por la vía de la recaudación. Lo ratifican las cifras de déficit y las de ingresos, que muestran que las administraciones públicas recaudan poco, lo que me lleva a decir que en este país se creó una estructura de gastos que no se correspondía con la verdadera capacidad recaudatoria. Las altas cifras de desempleo y la caída general de los salarios y las rentas son las principales causas que explican que las subidas de tipos en el IRPF no se hayan correspondido con incrementos proporcionales en las arcas públicas. Y además, nuestra clase media también ha visto mermado su poder adquisitivo con las tres subidas del IVA decretadas desde el inicio de la crisis. En definitiva, pintan bastos para la inmensa mayoría de los españoles, por lo que me creeré las perspectivas positivas cuando las vea, las toque y las contraste en mi bolsillo y cuenta corriente. De palabrería ya no vive nadie; de hechos sólidos y consumados, sí. Nuestra clase media no la vamos salvar con expectativas económicas que se pueden cumplir o no, sino con coraje y defendiendo a ultranza los derechos de los que aquí vivimos, y sobre todo dando ejemplo, y esto último muchos responsables políticos no lo están dando ni de lejos. Ése es el quid de la cuestión y no otro.

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