domingo, 8 de diciembre de 2013

Ahorro Energético, Económico y Ambiental: No Son Lo Mismo.



   Una auditoría energética consiste en analizar detalladamente la situación energética del edificio que estamos estudiando, identificar las instalaciones y equipos que presentan un peor rendimiento (y es susceptible de ser optimizado) y proponer unas mejoras con el objetivo de aumentar la eficiencia energética de los mismos y así, obtener uno o varios ahorros.
     Estas mejoras deben suponer, directa o indirectamente, un ahorro energético y/o económico y/o ambiental. Son estos términos los que la gente confunde, llegando a usarlos indistintamente:


Ahorro energético. (kWh)
     Es la diferencia entre el consumo entre la supuesta situación tras realizar la mejora y la existente antes de realizarla. Los consumos son potencias por unidades de tiempo, por lo que este ahorro lo podremos obtener de tres formas:
  • Reduciendo la potencia.
  • Reduciendo el tiempo.
  • Aumentando el rendimiento (siendo éste la energía producida entre la suministrada).
Ahorro económico. (€)
     Uno podría pensar que si se consume menos energía, el precio a pagar por ella será menor. Básicamente es así. Lo que pasa es que, dentro del precio actual de la energía, hay una serie de términos fijos (como por ejemplo, la potencia contratada). Para calcular el ahorro económico multiplicaremos el ahorro energético por el precio del suministro (precio unitario).

Ahorro ambiental. (kg. CO2)
     Será el resultado de multiplicar el coeficiente de kilogramos de CO2 del combustible utilizado (por unidad energética) por el ahorro energético obtenido. El coeficiente mencionado es distinto para cada combustible. Suelen venir tabulados para simplificar los cálculos.

     Estos cálculos, aunque así explicados parecen muy liosos, son muy sencillos. Eso sí, hay que cuidar las unidades, que deben ser las correctas.
     A continuación, voy a enumerar  algunas medidas de mejora que se pueden adoptar. Por supuesto, todas tienen sus ventajas e inconvenientes, pero no voy a entrar a explicarlas por no ser objeto de este artículo (además, muchas de ellas ya están muy bien explicadas en otros artículos de mis compañeros de Tecnifica):
  • Trasdosados autoportantes de placas de yeso laminado con aislante.
  • Poliuretano proyectado sobre la fachada.
  • Relleno de aislante de la fachada.
  • Fachada exterior ventilada.
  • Acristalamiento de doble vidrio con cámara de aire.
  • Mejora de resistencia térmica del marco.
  • Reducción de cargas térmicas por radiación solar mediante sombreado permanente o móvil.
  • Reducción de infiltraciones a través de puertas y ventanas.
  • Optimización del contrato eléctrico.
  • Compensación de la energía reactiva.
  • Integración de energías renovables.
  • Optimización de los niveles de iluminación.
  • Sustitución de lámparas (fuentes de luz) y balastos (componente que limita el uso de corriente de la lámpara).
  • Colocación o cambio de las luminarias (equipos de alumbrado que reparten, filtran o transforman la luz emitida por una o varias lámparas).
  • Zonificación del control de las luminarias.
  • Automatización del funcionamiento de la iluminación (mediante sensores, detectores, etc…).
  • Optimización de la temperatura de funcionamiento (o de consigna).
  • Sustitución de calderas por equipos más eficientes.
  • Utilización del free-cooling (básicamente, sirve para enfriar un local con el aire exterior).
  • Implantación de recuperadores entálpicos (otra forma de enfriamiento o calentamiento gratuito).
  • Zonificación de la climatización.
  • Regulación de los horarios.
  • Instalación de variadores de frecuencia en bombas y ventiladores.
  • Aislamiento de conductos, tuberías y depósitos.
  • Reducir la temperatura de acumulación.
  • Instalar reductores de caudal o perlizadores.
  • Construir un circuito de retorno.
  • Utilizar el calor residual no aprovechado.
  • Otras medidas de mejora en electrodomésticos, equipos informáticos y/o electrónicos y en Centros de Proceso de Datos.
     No pueden aplicarse todas las medidas en todos los casos, por lo que es responsabilidad del auditor decidir cuáles son más idóneas en cada caso. Incluso pueden añadirle variantes, pero es una buena guía para saber por dónde empezar. Eso sí, al proponerlas como mejoras en la auditoría, tendríamos que detallarlas, hacer los correspondientes cálculos de ahorros, etc… Si no podemos, nos tendremos que limitar a sugerirlas como “buenas prácticas” o recomendaciones. www.ipveuropa.com

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